El 3 de diciembre de 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidad proclamó el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Culminó así el período de empatía y reflexión respecto de los mecanismos destinados a la acción y al constante apoyo y favorecimiento de todo lo que se pueda implementar en relación a las personas con capacidades diferentes en pos de la igualdad de oportunidades e inclusión social como derechos inalienables.
Se ha avanzado mucho, pero aún queda mucho más por recorrer, a los fines de poder lograr una integración social plena, absoluta y que devenga en una realización de todas las capacidades que cada uno y cada una posea a los efectos de poder contribuir al Bien Común.
Atento el vertiginoso ritmo actual con el que nos comunicamos, no es común reparar en las consecuencias disvaliosas que sufren a menudo las personas con capacidades diferentes, al no sentirse incluidas integralmente a la sociedad. Es por ello, que debemos rescatar que, seguramente, dichas personas nos puedan transmitir y hacer sentir que adolecemos de lo que ellas sí poseen, que es el sentido de la vida y el de pensar que a todos y todas nos deben unir el amor y la permanente voluntad de ver la superación del semejante como razón de nuestra propia existencia.
Desde la Asociación de Magistrados y Funcionarios del Departamento Judicial de Morón, a través de la Comisión creada a esos fines, impulsamos medidas tendientes a todo lo precedentemente expuesto, con acciones que favorezcan su realización, en aras de poder colegir e internalizar el pensamiento de Scott Hamilton: “La única discapacidad en la vida es una mala actitud”, a la que adunamos, en igual andarivel ideológico, lo postulado por Robert M. Hensel al expresar que: “No hay mayor dispacacidad en la sociedad que la incapacidad de ver a una persona como más”.