Daniel Esquivel y Fernando Pedro Dalmass nos enviaron sus relatos en esta conmemoración por el Día Internacional de la Mujer.
8 DE MARZO: DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
(por Daniel Esquivel, Presidente de la Comisión de Jubilados/as)
Hoy, 8 de marzo de 2023, rendimos homenaje a la Mujer, como digna representante de aquellas Mujeres que el citado día y mes del trágico 1875, Mujeres trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York, marcharon por las calles de la citada ciudad a los fines que se le reconozcan sus derechos, en cuanto a condiciones dignas de trabajo, horarios de lactancia, igualdad salarial y el de crear organismos gremiales en pos de dicha protección, con el trágico final de haber muerto 120 de ellas, indignación que motivó la fundación del primer sindicato femenino. En tal sentido, propiciamos continuar con vuestra lucha para que el anhelo de aquel 8 de marzo de 1875 se convierta en una realidad internacional.
A LAS MUJERES TRABAJADORAS 8/3/1908-2023
(por Fernando Pedro Dalmass)
Mi abuela María Bárbara, nació en 1893 (130 años atrás) en Austria, Lavis, que ahora es Italia. El 8 de marzo de 1908, en ocasión del incendio de la textil y la muerte de las 129 mujeres trabajadoras, María tenía 14 años de edad. Falleció en Morón, con 96 años (a mis 27 años). Fue la mayor de 10 hermanos. No conozco las causas, pero como hermana mayor vio morir a sus 5 hermanos menores antes de que llegasen a la adolescencia.
En la guerra de 1914 a 1918 María, que era empleada municipal, fue reclutada soldada administrativa en el ejército de Austria. Pocos meses antes de terminar la Primera Guerra Mundial perdió en 1918 por una metralla al sexto de sus hermanos menores, Luis, luego de 4 años en el frente de batalla.
En 1921 (con 28 años) se casó en Lavis y emigró con sus padres (mis bisabuelos), con su esposo, y sus 3 hermanos sobrevivientes, Ricardo, Pedro y José, a San Pablo, Brasil. Allí nacieron mi padre, Ezio, en 1922; Gina en 1924 (y murió de niña en Brasil), Ana en 1927 y Elizabeth en 1929.
En 1930 su esposo, mi abuelo, emigró a Argentina, Morón, Buenos Aires, a buscar mejor suerte. En 1935, María, emigra a Argentina con sus hijos, mi padre Ezio, con Gina (eran sólo sus huesitos en una caja metálica), con Ana y con Elizabeth.
Desconocían el castellano y los 3 hermanos arrancaron 1er grado en la escuela pública, para aprender a hablar y escribir en castellano.
En Argentina la relación de mis abuelos empeoró. Entonces mi padre buscó trabajo a sus 16 años en la “Textil Alfa” (actual Plaza Oeste Shopping) que se emplazaba a unas 11 cuadras de la casa, continuando sus estudios en la nocturna.
María cosía ropa y hacía reformas de ropa para las vecinas, y ganar el sustento familiar. Ana y Elizabeth continuaron la primaria en la Capital Federal, viajando solas en tren, caminando para ello unas 11 cuadras desde su casa a la estación Morón y luego en CABA, unas 8 cuadras hasta el colegio República Dominicana.
Ana y Elizabeth, los fines de semana, por sus 15 y 17 años, caminaban unas 40 cuadras desde su casa hasta la 7ma Brigada Aérea de Morón, que en esa época era “aeropuerto internacional”, ya que Ezeiza se inaugurará recién en 1949, y allí ellas se colaban horas entre los arribantes extranjeros y les escuchaban hablar en inglés y así aprendían ellas pronunciación. Mi padre -en la nocturna- estudió MMOO, Ana y Elizabeth estudiaron para ser Secretarias administrativas en la Academia Pitman.
Una vecina del barrio (empleada municipal) le dijo a Elizabeth que había una vacante en el Concejo Deliberante de Morón, y Ana (con unos 18 años) se presentó como taquígrafa y dactilógrafa y fue nombrada (aun siendo brasileña) por su excelencia al tomar nota de las sesiones con lápiz y papel. Elizabeth incurrió en derecho, siendo administrativa en el estudio de los abogados Rocha y Chela, el más importante estudio laboral de Morón, atendiendo los litigios de todos los sindicatos de Morón.
Elizabeth pronto aprendió las leyes de cada rama y al tiempo ya redactaba ella las demandas laborales por sí misma, del gremio que fueran, y sin ayuda de sus jefes los Dres. Rocha y Chela.
Pasados los años, dejó el estudio y se produjo una vacante en la Secretaría del Intendente de Morón, y se presentó Elizabeth y por su excelencia como dactilógrafa fue nombrada (también siendo brasileña) y trabajó en la Secretaria del intendente Albistur Villegas.
Ana y Elizabeth trabajaron por años en la municipalidad y también incursionaron en la docencia en la escuela municipal (con el inglés que practicaban en la VII Brigada y que luego perfeccionaron). Elizabeth luego ingresó a Tribunales y llegó al cargo de Oficial Mayor. Ana y Elizabeth se casaron y continuaron trabajando. Fueron madres y continuaron trabajando hasta la edad de jubilarse. Ana incluso continuó trabajando luego en una escribanía hasta sus 70 años, con la excelencia de siempre.
Ana tuvo 3 hijos. 2 hijas, Inés y Carolina, cada una con sus improntas, mujeres intrépidas, y desde su juventud, trabajadoras, luego también esposas y madres. Elizabeth tuvo 1 hija (una aguja olvidada en su útero en la cesárea del 1er parto, provocó el aborto de los restantes embriones, advertido ello décadas luego, por una RX). Silvana es su hija, ejemplo de virtud y templanza como su madre, y también trabajadora, esposa y madre ejemplar.
En abril de 1981 me tocó el servicio militar y para julio de 1982, ya afuera de la milicia, buscaba un trabajo y Elizabeth me contó de una vacante en su juzgado. Practiqué dactilografía con ella. Ejercité 1 semana unas 10hs al día. El examen de dactilografía me lo tomó la Secretaria de Cámara, Dra. Vilma Recoder. Así, en noviembre de 1982 ingresé al Laboral 4.
Era jueza Ada Madalena Cerquetti, Secretaria María del Carmen Alleva, Oficial 1, Elizabeth, Oficial 2 Ricardo, Oficial 5 Luis, Auxiliar 2 María Elisa (que luego llegó a ser Juez), Auxiliar 4 Luis, Auxiliar 4 Susana, Auxiliar 4 Sara, Auxiliar 4 Pablo, y Yo, el último Auxiliar 4 del Laboral 4.
Años después trabajé para la Jueza Margarita Tropiano, que luego fue Camarista y presidente del Colegio de Magistrados y Funcionarios de la Provincia de Buenos Aires.
Todas estas mujeres: Abuela, tías, juezas, jefas, primas, compañeras, parejas y por supuesto mi madre Cármen, mis hermanas Bibiana y Rosana, también ellas trabajadoras, esposas y madres, todas estas mujeres fueron ejemplo de decencia, excelencia, virtud y trabajo, y en mi infancia, en mi adolescencia, en mi adultez, me mostraron que luchar es tarea de todos y es una tarea para todos los días de la vida.
Pero también me mostraron que tras la lucha honesta aguarda tu victoria personal.
En este 8 de marzo 2023 (con 8 días de jubilado) quiero dar gracias a todas las Mujeres de mi familia, de mi trabajo y de mi vida!!